Una de las estrategias para optimizar la eficiencia de la fertilización nitrogenada del trigo y reducir su impacto ambiental consiste en el control de la nitrificación. Investigadores de la Red RUENA han colaborado en la caracterización de las líneas BNIs de trigo obtenidas por introgresión de Leymus racemosus (capaces de controlar la inhibición biológica de la nitrificación), constatando su capacidad para inhibir la actividad nitrificantes de bacterias y arqueas del suelo, disminuyendo en gran medida las emisiones de N2O, gas de gran potencial de efecto invernadero.

El incremento de la presión alimentaria como consecuencia del aumento de la población ha obligado a una intensificación de la agricultura. La necesidad de aplicar fertilizantes nitrogenados para obtener mayores producciones de los cultivos ha generado un aumento del nitrógeno reactivo presente en el medio, desencadenando problemas ambientales como el incremento de la emisión de gases de efecto invernadero, la reducción de la biodiversidad, la acidificación de los suelos y la contaminación de las aguas subterráneas por lixiviados de nitratos. El cultivo de trigo consume casi la quinta parte de los fertilizantes nitrogenados producidos. Una de las estrategias para optimizar la eficiencia de la fertilización nitrogenada y reducir su impacto ambiental consiste en el control de la nitrificación. La inhibición de la nitrificación ralentiza la tasa de formación de nitrato en el suelo, reduce las emisiones de óxido nitroso (N2O), y puede mejorar el uso eficiente del nitrógeno por los cultivos, aumentando su rendimiento. Según un estudio reciente publicado en la revista  “Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America” (PNAS) Guntur Subbarao, Masahiro Kishii y colaboradores identificaron en el pasto silvestre Leymus racemosus (muy próximo evolutivamente al trigo), una región cromosómica que controla la inhibición biológica de la nitrificación (BNI). Esta región fue transferida a los cultivares ROELFS y MUNAL, trigos con alto potencial de rendimiento de grano, duplicando su actividad BNI. La colaboración realizada por investigadores del CIMMYT (México), del JIRCAS (Japón) y de la Universidad del País Vasco/EHU han podido constatar que los trigos BNI-MUNAL consiguen reducir la población de las bacterias nitrificantes del suelo, reduciendo por tanto, un 30% la aparición de nitrato en el suelo y, minimizando su lixiviado, sin detrimento en la producción del grano ni en la concentración y calidad de su proteína. Estas nuevas variedades de trigo BNI son de gran interés agronómico y ambiental, al no mostrar síntomas de deficiencia de nitrógeno incluso en suelos sin fertilización adicional.

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